Al Sabio y Valiente maestro de escuela:
Abel Rodríguez
A Abel le gustó venir al Carnaval de Pasto. Acá al pié del volcán encontraba el afecto de sus amigos cercanos que compartimos pensamientos y acciones. Él, no venía solo, traía a su familia a enseñarles el contagio de la magia del carnaval, de esta inmensa escuela popular de la alegría, la convivencia y creatividad que nos hemos inventado los pastusos.
Con Abel compartimos acercamientos vitales de verdaderos hermanos. Recuerdo una
tarde en Bucaramanga en 1982 cuando dijo en una pequeña reunión:
— Les propongo que sea el pastuso, quien sustente ante la plenaria del Congreso de
Fecode nuestra propuesta de creación del Movimiento pedagógico.
Todos estuvieron de acuerdo con su insinuación. Estábamos ahí además de Abel:
Antanas Mockus y Socorro Ramírez. Siempre entendí que ese cumplido y enorme
responsabilidad no lo hacía por mí, sino como una prueba del amor de Abel al
magisterio nariñense al que respetó por la calidad de sus luchas y puso de ejemplo
a lo largo de los tiempos y por los infinitos senderos que recorrió.
Hoy nos deja huérfanos el más emblemático, carismático y genuino líder que ha
nacido en el seno del magisterio colombiano.
Se va el maestro de escuela que condujo
los momentos más importantes de las conquistas de los educadores colombianos.
Pero no solo fue sabio conductor del magisterio; Abel entendió y aprendió a
profundidad la importancia de la unidad popular y de las luchas cívicas y enseñó con
su ejemplo que había que avanzar también hacia el campo de los procesos políticos.
Por eso llegó a ser elegido miembro de la Constituyente de 1991. Allí Abel clavó su
más alta bandera. Allí preñó la Constitución colombiana de garantías y derechos para
los maestros y la educación pública.
Fue también un ejemplar y sabio Secretario de
Educación de Bogotá que puso en práctica, desde el gobierno, los sueños y consignas
que cantamos los maestros en la calles.
Los tiempos avanzaron y la derecha y la extrema derecha en el poder consiguió
vulnerar gran parte de la herencia que Abel Rodríguez incorporó a la Constitución
nacional y a la Administración Pública.
En este día, con los ojos nublados por el dolor, sólo me nace decirles a los maestros de
mi país, que el mejor homenaje al líder sabio y valiente, a Abelito Rodríguez es
continuar sin descanso en la tarea de recuperar los derechos que conquistamos bajo
su orientación y en seguir a plenitud el espejo de su lucha integral por alcanzar la
justicia Social para todos los colombianos.
Jaime Rodríguez
Pasto 20 de Agosto de 2020
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