viernes, 16 de septiembre de 2011









“Creer en lo que somos para crear”
Entre el 16 al 28 de Agosto de 2009, se llevó a cabo en la ciudad de Pasto, el I Encuentro Internacional de Culturas Andinas y del Pacífico, cuyo objetivo fue propiciar un espacio para el pensamiento, la reflexión, la valoración y la concertación en torno a la cultura de los pueblos de la región. Como resultante de esta experiencia enriquecedora que convocó a sabedores, taitas, mamos y mamas, curacas, chamanes, intelectuales, artistas y público en general, quienes con su presencia y participación sustentaron la necesidad de preservar, fortalecer y proyectar la identidad y el patrimonio cultural de sus pueblos, surgió como un manifiesto, el documento Creer y Crear, guía pertinente y esencial en la consolidación del Plan Decenal de Cultura de Nariño.

“La cultura como expresión creada y creadora surgida en la relación simbólica con la vida, parte de la base misma del hecho de creer en lo que somos, lo que involucra raíces, cosmogonías, identidades e idiosincrasias que es necesario reivindicar permanentemente, ante la acechanza de un mundo global homogenizante.
Los pueblos andinos y del pacífico, cuentan con significativas potencialidades, particularmente en su pensamiento. Frente a la lógica binaria dominante en occidente que cree en un ser humano escindido entre la razón y los sentimientos, los hombres y las mujeres de la región andina y pacífica están más cerca de la complejidad, pueden ofrecer el pensentimiento, propio de seres integrales. Nuestros ancestros indígenas y afro descendientes nos enseñan a ser unos con el planeta y, por lo tanto, a respetar los componentes de un gran sistema, como son el aire, el agua, la tierra, las plantas, integrantes del mismo sistema del cual forma parte el cuerpo humano. Estas potencialidades tienen la solución a los grandes problemas del mundo contemporáneo.
El mundo vive una crisis profunda, desde los grandes centros llamados desarrollados hasta sus más lejanas periferias dada la interrelación planetaria de las economías, crisis que supera la complejidad de todas las anteriores, ya que a la caída en la producción de bienes y el incremento del desempleo se suma la crisis ambiental, particularmente en sus aspectos del calentamiento global y el agotamiento de las fuentes fósiles de energía. Esta situación del mundo no obedece solamente a un problema de la economía ni a uno de la naturaleza, responde en cambio a la contradicción insuperable entre la lógica del modelo imperante y la naturaleza. La lógica de la ganancia impulsa al crecimiento ilimitado, lo cual repugna con un stock de recursos finito. El consumo convertido en un fin per se lleva irremediablemente a la contaminación del aire y de las fuentes de agua y, por ende, al cambio en la temperatura del globo terráqueo.
El mundo andino y pacifico pueden ofrecer la posibilidad de un modo de vida alternativo, en el que todos los procesos muestren su validez frente a la vida. Solo aquello que favorezca la vida es aceptable, lo que la dañe es inaceptable. Se trata de una ética planetaria de la vida. Las condiciones necesarias para la vida no pueden ser un producto vendible, son derechos humanos. Son derechos humanos el agua, el aire limpio, como lo son la alimentación, la salud y la educación.
Ofrecemos la posibilidad de un modo de vida donde los colectivos humanos y las personas habiten con felicidad. Esto será posible en una organización social que proporcione a todas y todos los despliegues de su multidimensionalidad. Para ello los seres humanos deben ser entendidos y tratados no como seres necesitados, sino como seres con potencialidades, las que solo esperan el ambiente social adecuado para ponerse en juego. Los seres necesitados del modelo imperante son víctimas pasivas del consumo ilimitado. Los seres humanos con potencialidades, en cambio, crean para sí y para el colectivo, condiciones de vida satisfactorias y, a la vez, de respeto por la sociedad y por la naturaleza.
El carácter esencialmente social de los humanos implica el derecho de todos los integrantes de una comunidad, sin distingos de ninguna índole, a tener garantizadas las mismas oportunidades reales para vivir en una asociación libre y voluntaria. Como seres políticos, todos tienen derecho a vivir en democracia, es decir a participar directa e informadamente en las decisiones relacionadas con la organización del Estado y la comunidad. El ser humano es un ser afectivo, la sociedad le brindará las condiciones apropiadas para expresar su amor y su cariño en la forma que a bien tenga, de acuerdo con sus preferencias sexuales. Como ser inteligente, tendrá garantizadas las condiciones reales para pensentir libremente; esto implica un espacio adecuado a lo largo de toda su vida para desplegar sus capacidades en la creación científica, tecnológica o artística. Siendo un ser lúdico, la sociedad debe crear las condiciones a las personas para el esparcimiento y el ocio creativo. El ser humano en general es un ser trascendente, por lo tanto requiere desde niño la información religiosa suficiente que le permita optar libremente por la religión que a bien tenga o por el ateísmo, así como condiciones para los ritos correspondientes.
POR ELLO: “Damos riendas suelta a la creatividad”
Creemos que en el mundo andino y pacífico existen condiciones humanas con potencialidades realizables. Invitamos a: Crear condiciones objetivas para la realización de las potencialidades.
Creemos que la fuerza radica en el pensamiento, en el sentimiento y en el deseo de crecimiento integral. Invitamos a: Crear flujos de pensamiento activo que se pongan a disposición de líderes y comunidades locales, regionales y mundiales capaces de convertir las ideas en hechos
Creemos que la cosmovisión andina hace a los humanos partícipes de la totalidad y que, por ello, los problemas que aún no resueltos, encontrarán solución en la cultura. Invitamos a: Crear condiciones para la profundización en el conocimiento de la cosmovisión andina, especialmente en su sentido del tiempo, del espacio, de la energía, y aplicar sus planteamientos culturales para construir soluciones a los problemas fundamentales del mundo contemporáneo.
Creemos en los valores ancestrales: solidaridad, autonomía, libertad y dignidad. Invitamos a: Crear maneras de hacer visibles los valores y llevarlos a la práctica social.
Creemos en la superioridad del comunitarismo andino y pacífico, frente al individualismo. Invitamos a: Crear formas sociales de vida donde se difundan y se practiquen la convivencia y la solidaridad.
Creemos que las condiciones naturales del mundo andino y pacífico son propicias para el logro de un bienvivir. Invitamos a: Crear formas productivas que garanticen el equilibrio entre el ser humano y su entorno natural y social.
Creemos que “el árbol crece según la tierra que lo alimenta”. Invitamos a: Crear pensamiento riguroso, sistémico que permita garantizar la sustentabilidad.
Creemos en el poder transformador de la movilización social de pensamiento y de sentimiento, de la Mindala acumulada durante siglos en el mundo andino. Estamos seguros que, si se movilizan los fundamentos de la Cultura Andina y del Pacífico, la fuerza de la resistencia centenaria se puede convertir hoy en creatividad sin fronteras para el buen vivir. Invitamos a: Crear una Ciudadanía cultural andina que ejerza, en nuestro territorio ancestral, el derecho a la circulación libre de bienes y personas conocimientos, formas de relación, creencias y prácticas costumbres e ideas, lenguas y vestidos, sabores, olores y colores, y formas de ver el mundo y de relacionarse con él.”
Pasto 27 de Agosto de 2009



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